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domingo, 20 de septiembre de 2009

Soñar con los ojos abiertos, en un sentido menos profundo

Qué despertar más malo.
He tenido un sueño agotador de por lo menos 20 minutos en los que perdía mi tripulación del barco pirata y sólo quedábamos mi lugarteniente y yo. Yo era el capitán del barco (ojo, capitán, no capitana) y había amarrado el cadáver de cada marinero a su puesto para guardar las apariencias.
Al pasar con el barco junto a la casa donde me crié aprovechamos el viaje para dejar a un gatito que llevábamos a bordo animándole a cruzar desde la mayor a la rama de un pino. El gato resultó ser un poco tonto y en cuanto pisó la rama se tiró al vacio. Luego se fue sin más.
Tras eso descubrí que el imaginario mar que no debería estar ahí -porque eso de siempre había sido una carretera- estaba siendo reprimido en gigantescas presas caseras, hechas por ejércitos desconocidos que esperaban a que llegaran las hordas moriscas desde el otro lado del estrecho. Pero las presas estaban muy mal hechas y mi lugarteniente y yo corríamos por arenas traicioneras llenas de musgo en determinadas zonas y en paralelo a un horizonte de enormes chorros de agua a propulsión, uno por cada farola de la ciudad que asomaba de entre las nuevas presas.
"El mar no puede ser dominado- decía yo, mientra el agua se filtraba por la tierra a una velocidad de vértigo- pronto estaremos anegados de nuevo". "Y nos hemos dejado el barco en tu casa" dijo mi lugarteniente, como quien habla de haber olvidado el paraguas.
Cuando el nivel del agua empezaba a subir, a lo diluvio universal, nos agarramos a lo que pudimos e intentamos nadar, pero ya se oía a los moros llegar con esos alaridos del desierto que hacen estremecer.
Llegamos a una costa desconocida, tras nadar a una velocidad que sólo podría haber igualado johny weismuller cuando era tarzán, y en la costa había una fortaleza extraña, piedra por fuera y bloque de apartamentos por dentro. Allí me escondí en solitario de un guardia de sable curvo en un cuartucho que parecía una portería. No volví a ver al lugarteniente.
Salí de la portería a hurtadillas. Sabía que me encontraba en una situación difícil. Estaba en el corazón militar del enemigo y estaba desarmado. El interior de la fortaleza estaba hecho una mierda y me perdí. No sabía cómo llegaría de nuevo a la playa y sabía que tendría que hacer otra vez el weismuller para llegar a mi barco.
Estaba atrapado. Entonces me pareció ver una cara horrible asomando tras una puerta blanca.
Sí, efectivamente, era la cara de una bruja, una cara que medía como un metro, con su nariz verde y sus orejas largas, y se escondía concretamente tras las puertas del armario de mi cuarto, mi cuarto actual, donde yo dormía.
En realidad tenía los ojos abiertos.
Pero seguía soñando porque veía aquella bruja y la oía, y no podía mover ni un músculo de mi cuerpo, ni siquiera podía terminar de abrir los ojos. Luchaba por hacerme con el control de mí misma entre las risotadas de esa bruja infernal y entonces me pareció conseguir mover la mano y alcanzar el móvil de la mesilla, donde lo pongo cada noche para usarlo de despertador.
Con el resto del cuerpo anquilosado, apunté con mi brazo móvil y el móvil (valga la redundancia) a la cara del ser grotesco que me atenazaba desde la puerta abierta del armario.
"Muere, muere!!" le decía yo.
"Es verdad, me muero, me muero!" decía ella.
Y entonces conseguí moverme en mi cama y levantarme alterada después de tanta aventura onírica. En realidad no había cogido el móvil, aunque estaba ahí, y la cara de la bruja ya no era una cara.
Me acerqué al armario y vi que la nariz había sido mi camisa verde, y el resto de arrugas y deformidades estaba compuesto por camisetas y blusas multicolores.
No volveré a dormir con la puerta del armario abierta.

Epílogo: quisiera disculparme por el rollazo que me he marcado sólo para decir que qué chungo es seguir soñando cuando ya tienes los ojos abiertos. Faltaría también un desarrollo formal del sentido metafórico que puede tener esta frase aplicada a la vida, pero ya no tengo más ganas.

Un saludo

8 comentarios:

S. dijo...

uy verdad.
Sobretodo cuando tienes esas pesadillas en las que estás llorando en sueños y no puedes llorar de verdad y te despiertas y te pones a llorar.
A mi me gusta más esos sueños en los que una especie de salvador viene a por mi para salvarme de los malos,y que está tooo buenorro.
Desgraciadamente ese sueño lo tengo muy poco.

S. dijo...

te he recomendado un poquito,me gustas mucho!

Rubén D. Caviedes dijo...

Yo una vez soñé, dos puntos: que era una especie de agente secreto: que me montaba en una nave de 'V' -de las pequeñas con las que iban de la Nave Nodriza a la Tierra y de la Tierra a la Nave Nodriza y de la Nave Nodriza a comprar curros-; que despegaba y volaba a toda leche sobre Madrid; que viajaba en ella en el tiempo y cuando aterrizabamos estaba en el Madrid de los años '30 (y era un pueblo muy grande, pero con casas de pueblo, y en eso consistía que eran los años '30: portentosa imaginación la mía): que íbamos a matar a alguien (digo 'íbamos' porque detrás de mí iban, atención, Trinity y Morfeo, y usted dirá, ¿entonces era usted Neo? No, yo era yo): que entrábamos en una casa y encontrábamos al malo al que íbamos a matar: que le daba en la cabeza con un bastón enorme que tenía yo, pero cuando le daba se transformaba en diferentes cosas, como la bruja buena de 'Willow'. En una de sus transformaciones, se convirtió en Eddie Murphy): y que finalmente le daba un enorme testarazo en el cogote y acababa con él. Fin, no me acuerdo de más.

sangreybesos dijo...

Yo tuve también un sueño de esos que te marcan para el resto de tu vida: Estaba de viaje de fin de curso y nos alejábamos eun hotel que tenía un ascensor de esos de dos puertas, como los de los hospitales: si salías por una de las puertas te encontrabas con la parte normal del hotel, y si salías por la otra te encontrabas con la parte encantada. Total, que parecía ser que mi mejor amigo allí era Bobby McFerrin, el de "Don´t worry, be happy", que se asustaba por cualquier cosa que pasaba, como por ejemplo ser perseguido por los pasillos por Jason Vorhees el de Viernes 13, que al final, típicamente, resultó ser el bromista del colegio. Hasta ahí todo normal; lo que realmente no entiendo es el final del sueño, donde empezó a perseguirme una especie de rinoceronte antropomorfo con armadura y pistola láser, del que escapé tirándome por la ventana de mi lavadero. Mientras caía al vacío de espaldas, vi al rinoceronte mutante asomado a la ventana, gritando "¡Viva Duncan Dhu!"...

Luc dijo...

Señores:
parece que hemos abierto una puerta hacia lo desconocido.
Querida S:
Me ha puesto usted roja cuando he visto mi ojo de muñeca en el suelo de su blog a lo colosal. Le quedo agradecida, pero quíteme usted, que paso apuro (es mentira, no me quite). En cuanto a lo de sus sueños con buenorros me da usted mucha envidia porque, como se ha podido comprobar, sólo sueño tontás y muy poco eróticas.

Señor de las Moscas:
no esperaba menos de su subconsciente siendo el consciente como es. Era díficil tejer una historia con las naves de V, el madrid de los años 30, Trinity, Morfeo, Eddie Murphy y un bastón. Mi preferido es el bastón por su función vital en el entramado dramático.

Sangreybesos:
Muy agradecida por su intervención. Y también por la aportación a mi imaginario onírico de ese rinoceronte mutante fan de Duncan Dhu. La sola mención de ese grupo, cuya música sólo el demonio pudo inspirar, me ha hecho estremecer. De terror, se entiende.

S.C. dijo...

Hola Luc!
Vaya locura de sueño, jajajaj
Qué descojono con el gatito.
Saludos!

Rubén D. Caviedes dijo...

Dios Santo, me ha encantado lo del rinoceronte antropomorfo que se asoma a la ventana y grita viva Dun-Can-Dhu. ¿Es una idea registrada?

rosama dijo...

Me ha encantado ver que hay mas como yo, casi todas las noches sueño historias rarísimas y muy completas como las que leo y encima las recuerdo nítidamente cuando me despierto, siempre me dicen cuando las cuento que soy una rara porque no tienen pies ni cabeza, pero ya veo que no soy la única
Saludos.