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jueves, 24 de septiembre de 2009

Sala de Espera

Las salas de espera sirven, sobre todo, para imaginarse la vida de los otros. Ejemplo:
Una sala de espera de una consulta médica. Servicio Andaluz de Salud, 10 personas,  9:37 am.
La mayor parte de los esperantes son ancianos, y la mayor parte de las ancianas llevan batas de flores.
Ya de ahí, a golpe de travelling, se deduce que el nivel de vida de estos conciudadanos es medio-bajo.
También se encuentran señoras de mediana edad que luego tienen que ir a la peluquería y algo de juventud en chándal, pidiendo la baja laboral. Cuando vas en chándal tienes peor pinta, hay que saber vestir para cada ocasión.
El que viene a por recetas se diferencia claramente porque se mueve más. Es como si estuviera culpándose a sí mismo por no haberse colado ya.
Hay un señor en el asiento más cercano a la puerta, justo debajo de la lista de citas que ponen en el tablón. Esto suele pasar y se persiguen 2 fines principales: 1.- erigirse en organizador de las citas, quitándole el trabajo a la enfermera simpática que suele asomarse a la puerta a controlar al personal. Este señor te indicará de buen grado detrás de quién vas aunque no lo hayas preguntado. 2) olismear el interior de la consulta en la subida y bajada de pacientes, indagando en sus caras al salir, y analizando la del médico al entrar, si lo tiene a tiro con el rabillo del ojo. Luego es común que el señor ponga caras, loco por comunicar que sospecha que el médico hoy tiene un día de perros.
Cuando una ya lleva un rato y ha entrado en el juego endiablado de imaginarse las vidas de los demás, es común que el siguiente paso sea imaginar qué dolencia les lleva al médico de cabecera (así es como lo seguimos llamando aquí, por encima de Emilio Aragón y de quien se nos ponga por delante)
El señor de las recetas merodea la puerta de la consulta pero no presenta cuadro alguno. Es una tontería presentar un cuadro si uno no se lo sabe bien y si además no te gusta el arte. Debe de habérsele acabado el Espidifén y como es jubilado no está dispuesto a pagar un duro por él. Ni tampoco puede permitirse vivir sin él, como todos a estas alturas; yo sospecho que el espidifén lo trajo del futuro una chica con el pelo azul que se ríe por tonterías o tal vez es, como el slurm, algún tipo de defecación deshidratada de algún bicho superasqueroso. Prefiero no pensarlo y limitarme a reverenciarlo como la panacea médica que es.
A ver, que me pierdo. Este hombre no tiene nada, seguro. Y el guardíán de la  puerta, lo más que va a tener va a ser la tensión y viene a tomársela cada dos por tres. De ahí que se sienta con el derecho y el deber de ser hospitalario con las visitas (qué bien buscadas las palabras  eh?).
Señora de la bata #1: Pies hinchados. Problemas de circulación. A veces busca en el bolso el móvil y lo mira con la parte de abajo de las gafas. Está esperando a que le llame la hija que dijo que venía a comer y/o a llevarle la compra. La hija estará entrada en carnes, como la madre, seguramente con varices ya.
Señora de la bata #2: se abanica golpeándose el pecho. Cris, cris, cris, cris... ra racatá (esto es cerrar y abrir el abanico de nuevo, que es algo que se hace mucho sólo por hacerlo) Menopausia, parece. Es una señora lozana que se ve que ha echado cuerpo desde que se le está retirando la regla. La verdad es que no hace tanto calor.
Señor de gorra y bastón: Diabetes fijo. De hecho seguramente esta mañana ya se ha dado un garbeo por el parque y eso que las piernas las tiene también regular. La dieta llevarla no la lleva, porque se come sus buenos cuscurros de pan, pero andar anda más que un reloj de cuarzo. Yo me encuentro mu bien, doctor, a ver si no llegamos a lo de pincharse.
Joven en chándal #1: este chico está muy resfriado. Es una época muy mala. Viene a por la baja laboral, eso seguro, ¿pero es lícito pedirle a un enfermo que vaya a recoger su baja a su centro de salud, la misma baja que acredita que no puede ir a trabajar porque está en cama? Yo es que hay que cosas que no, que no... Este chico tiene fiebre y sólo de ver a la del abanico le dan escalofríos de los chungos.
Joven en chándal #2: es una chica y para hacer honor a la verdad lleva vaqueros. Pero la idea es la misma, porque lleva una sudadera de fruit of the loom del año de los verdiales. Como no le veo síntomas externos, voy a hacer un alarde de aprendizaje significativo adquirido en mis visionados de las 3 primeras temporadas de House. Luego ya lo dejé porque empezó a ser un poco predecible. Esta chica tiene un empaste de plomo que lleva ahí desde que tenía 8 años, y que le perpretó un odontólogo argentino que cerró la consulta al año siguiente y al que no se le volvió a ver. A pesar de que el empaste es más duro que el Arcoyano ha ido erosionándose, permitiendo que ciertas partículas de ese plomo nocivísisimo pasaran a ser digeridas por la sencilla muchacha de fruit of the loom. Su organismo lo asimiló sorprendentemente, ya que uno de sus ancestros más remotos una vez sufrió un descarga por un rayo y mutó genéticamente haciéndose inmune al zumo de limón, bebida que la chica ingiere con una frecuencia inusitada y que al contacto con las pequeñas partículas de plomo hacen una aleación biomortal que modifica su adn y hace que tenga todos sus órganos levemente metalizados. Esto la hace inmune a daños externos aunque últimamente se ha estado sintiendo apática y poco activa. Lo que no sabe es que su inmortalidad ha acabado también con su capacidad para sentir emociones. También cursa con episodios de estreñimiento severo. Imagino yo. Y seguramente es mejor que la verdad, que puede ser también que cree que se ha quedado preñada sin querer.
Señora aún no mayor: por la manera en que cruza los brazos bajo el pecho se diría que hace unos días se notó un bultito al salir de la ducha. Como es más bien hipocondriaca y como a la vecina de cuando vivía en la otra casa le diagnosticaron un cáncer que la trajo por la calle de la amargura, menos mal que no pasó nada, ha decidido gritarle al doctor desde el primer momento "Quiero una mamografía ya", no vaya a ser que le den largas y luego viene la negra y el médico en su casa tan tranquilo.
Madre con niño: Nada, el niño, que dice que cuando corre se ahoga. ¿pero cuánto corre el niño, oiga? le dirá el médico, porque si yo hago la carrera de los mil metros en 3'12 también me ahogo. Pues cuando corre de correr, en el recreo y cuando le persigo con la zapatilla. De hecho por eso me di cuenta, que dió la zapatilla en una puerta y él  me miró con una carita de no tener oxígeno ninguno... Asma. Al pediatra. Siguiente!!
Esa se supone que soy yo.
Pero yo no he ido al médico recientemente, fíjense, sin actimel ni vacuna de la gripe ni mojigangas de esas para débiles. Yo estoy sana como una manzana. Pero verá usted, doctor, a veces me aburro y me siento tan poca cosa, tan triste... No me dió la baja por depresión porque me faltó el chándal, todo lo tengo que aprender a palos.

9 comentarios:

Rubén D. Caviedes dijo...

Bueno bueno, enhorabuena. Plas plas plas. Lo mejor que le hemos leído hasta fecha presente, y eso que lleva usted aún poquito tiempo deleitándonos con su elocuente prosa. Yo creo que debería usted hacer la oposición a médico de cabecera o a guionista de House, oiga, acertar no acertará, ahora, qué argumentos, dígale usted al médico que no con esos argumentos -cosa que a mí particularmente me gusta mucho, decirle al médico no no no, es eso, al médico me da la impresión de que no le hace tanta gracia pero yo me echo unos ratos la mar de amenos-.

S.C. dijo...

JAjajjajajaj, cojonudo.
El que más me ha gustado ha sido el que se sentía culpable por no haberse colado ya para pillar las recetas.
Me voy a tener que comprar un chándal para ir al médico, jajajaja.

sangreybesos dijo...

Como empleado tirando a quemado del Servicio Andaluz de Salud, debo confesar que su post me ha provocado sudores fríos, rediez... lo de ir a por la baja en chándal en un pedazo de slice of life como la copa de un pino.

En otro orden de cosas, yo todavía conservo una sudadera de fruit of the loom de hace lo menos 15 años, que debe estar hecha del mismo material que el traje de Superman... a prueba de balas como mínimo, la jodía...

Es usted todito un descubrimiento, oiga.

Luc dijo...

Señores:
qué bien lo del plasplas y lo del jajaja. Sus onomatopeyas me llenan de orgullo y satisfacción.
Parece que el costumbrismo les va, y voto a bríos que el costumbrismo es lo mío!
Ya le estoy cogiendo el rollo a esto.
Gracias por el apoyo

S. dijo...

plas plas plas

loquemeahorro dijo...

Diooos qué identificada me he sentido!!
La de veces que he sido el chico de chandal que tiene un gripazo y le mandan ir a por la baja. Claro que yo soy chica y no tengo chandal, me pondría más bien los vaqueros y la sudadera de origen pleistocénico, pero sin plomo ni nada (por favor!)

Señoras con batas de flores en Madrid se ven poco, pero todos los demás, especialmente el señor "organiza colas" se ve que están en toda la geografía de la atención primaria.

Me uno a los plas-plas-plas

rosama dijo...

Con tanto observar y a mi ni me has visto, que si, que soy la de la puerta, la que tiene la carpeta y el boli en la mano, adivina que mal me aqueja, bueno, soy la encuestadora, la que pregunta sobre los servicios de salud, si tiene quejas o si está contento del personal.
En fin, que como no llevo chandal ni sudadera fuits of de loom ni bata de flawers pues paso desapercibida, la próxima me pondré una batita de flores para que se me vea.
Me ha encantado la entrada.

S. dijo...

Tengo un premio para ti,y es verdad de la buena

Rubén D. Caviedes dijo...

Hola. Tiene usted un recadito en mi blog. Besitos.