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lunes, 9 de noviembre de 2009

El saber os hará libres

¿Cómo lo ves? ¿Qué te parece?
La filosofía nació del ocio y el ocio, más que al contrario, es la negación del negocio.
Por lo tanto, no se puede vivir de la filosofía.
Pero héte aquí que la filosofía es el amor (filo) al saber (sofía), y a ver qué negocio montas si no sabes de la misa la mitad. Porque hay que saber mucho, y digo más, hay que saber más de la cuenta, que en ello van las perras, las gordas y las chicas, que al final se llevan Mercadona o Zara en un ciclo vital humano que deja en esquijama al rey León.
Hay que saber, nos dicen y nos decimos, porque en la formación está la clave, y también en tener un facebook molón. Pero en plan cartesiano, hay que empezar por el principio y decir a lo Sócrates "solo sé que no sé nada" para empezar a dudar de todo, incluso de la omnipotencia de las redes sociales. Te pones a empezar, empezando por buscar un lápiz con punta o, en su defecto un lápiz y un sacapuntas, y una papelera, para la virutas. He ahí el principio del saber.
Se necesita también el deseo de saber, cuyo origen en los tiempos que corren se encuentra en:
1. El desempleo
2. La necesidad imperiosa de ligar cuando dios no da otras armas (belleza, dinero o sentido del humor)
3. La modernez
Sea como fuere, si llegamos a desear saber y no se nos pasa al cabo de unos minutos, debemos afrontar que ya somos un poco filósofos. Una vez sopladas las virutas del sacapuntas nos hallamos ante las grandes incógnitas de la vida. Por qué vivimos, para qué vivimos y cómo es que estamos o somos aquí. O allí.
Básicamente por qué todo.
Como ya es extendido, si sólo pones "por qué" en Google, siendo este lo que es, peta. Y si no lo hace debería. Por lo que debemos encontrar nuestros propios caminos hacia el descubrimiento del sentido de la vida, aunque no debamos olvidar beber de las fuentes de los ancestros, y con esto me refiero a cuando tu padre te decía "porque sí, porque lo digo yo".
De entre todos los "porque sí, porque lo digo yo" podemos apreciar la evolución del pensamiento desde los primeros griegos aburridos en la plaza comiendo pipas (los presocráticos) hasta los últimos coletazos de la bioética, la psicoantropología, neuroestadística y demás que mezclan churras con merinas que es un primor, obsérvense casos como Jose Antonio Marina o Punset. ¿He dicho Punset? Bueno, como todo lo dudo, démosle el beneficio de la duda y aceptemos barco como animal acuático.
De todas las escuelas filosóficas de todos los tiempos podemos extraer un denominador común: no trabajaban ni uno. Pero ni uno. De ahí podemos deducir según el método hipotético deductivo que hambre no pasaban, porque entonces otro gallo les hubiera cantado. Me imagino yo a Montaigne mirando al cielo embelesado justo antes de recibir tremendo collejón por parte del patrón, a trabajar, jodío, que me tienes contento. Si no trabajaban para subsistir (como unos millones de personas en estos momentos en el territorio nacional), vivían más allá de la supervivencia, es decir, supersobrevivían, y el exceso de vida los llevaba plantearse la ídem. Cómo es eso, me pregunto y tal vez se pregunte usted, cómo es que la vida en dosis altas se busca las cosquillas a sí misma? Pues por la muerte.
La muerte está siempre, pero a veces no se ve, como el polen.
Y el exceso de exposición a la vida te hace alérgico a la muerte que de repente descubres que está blowing in the wind.
Como animales racionales que somos hemos recibido una dosis elevada de vanidad, porque el secreto del raciocinio es la noción del yo. La vanidad no hace nada contra la muerte, como la piedra contra el papel (que es algo que me he preguntado yo mucho, que por qué el papel puede con la piedra, no sé) y ante este muro insalvable de la extinción nos venimos abajo como el arcoyano cuando al final lo bajaron a tercera regional. Qué hacer, qué hacer? se preguntan los ociosos filósofos de todos los tiempos, y mientras le dan vueltas al tema elaboran sistemas complejísimos, casi como juegos de rol, en los que la realidad lo es y luego deja de serlo para ser pura idea, donde Dios existe y luego ya no, y donde el hombre puede ser lo mejor y lo peor de la naturaleza, y a veces las dos cosas. Dependiendo de la tirada de dados y de las cartas de defensa, ataque, magia o poder que tengas en ese momento.
Como en todo, los que se inventaban el juego rompían las reglas, y los que se las habían aprendido concienzudamente no querían ni oir hablar de una versión nueva o extendída, porque no, porque eso no es así.
Ahí téneis el secreto del éxito de lo peor de nosotros.
Una vez que hemos bebido de los ancestros y hemos aprendido a decir porque sí y porque no, dejamos a la muerte para luego y nos planteamos nuestro lugar en el mundo.
Qué es el hombre en el orden del universo? Aaaamiguito, ahí te quería yo ver. Te creías tú algo con tu lápiz recién afilado. El hombre es la cagada del bicho que digiere las heces de las cucarachas que degluten los depósitos de los murciélagos que anidan las más oscuras y asquerosas cuevas del vasto universo.
Es una teoría. Hay otras, pero son menos desagradables y no quedan tan bien. Otras como el caso de los judíos que son el pueblo elegido o de ese tío/a que tú conoces, ------, que se cree el centro del universo (rellena la línea de puntos).
En este punto va entrando la ciencia por la rendija de la puerta. Y ya se sabe, cuando la ciencia entra por la puerta, la filosofía salta por la ventana. Qué podemos hacer y cómo lo hacemos, para hacernos con un sitio dentro de este algo incomensurable que, por cierto, qué es.
En la ciencia el porquesí y el porqueno van un poco más camuflados; suelen llevar todo un séquito de secuencias lógicas  por delante y por detrás, para despistar de la posibilidad de que lo que va en el centro sea un truño muy gordo. Al contrario que los extraños compuestos dogmáticos que nos permiten luchar (o no) con nuestra finitud, los compuestos científicos son flexibles y se van modificando a lo suavón, como el que no quiere la cosa, para que dé la sensación de que siempre fueron como son ahora. Pero, todo hay que decirlo, sus manifestaciones reales son mucho más predecibles que las de los compuestos dogmáticos. Con esto quiero decir que si os ponéis malos que vayáis al médico, no seáis tontos, que además la ciencia tiene un poder que no tiene, por ejemplo, la iglesia en estos momentos: el sagrado poder de la baja laboral.
Durante un tiempo estas dos fuerzas luchaban entre sí como perrillos juguetones, más por hacer el aspaviento que por luchar de verdad, y ahora son uña y carne: no se hablan de lo que les pone de mala leche y por lo demás se llevan bastante bien.
Existe ahora esa hermosa posibilidad hermafrodita de la neurobiología que permite compaginar la búsqueda de la felicidad y el sentido de la vida con las conexiones neuronales, los efectos de las hormonas y las reacciones bioquímicas. Con esto tienes el kinder sorpresa, algo nuevo, un chocolate y una sorpresa.

Aparte de esto, la democratización de la cultura ha permitido que la elaboración de compuestos filosófico-científicos haya proliferado que es una barbaridad. Las plataformas de expresión ya no son sólos bancos del parque donde uno se pone a tocar la guitarrilla o a gritar "arrepentíooooos"; ahora puede uno decir lo que le parezca y combinar bebidas alcohólicas destiladas con fermentadas como si tal cosa, a la buena de dios.
Esta circunstancia hace que una tontalaba como, no sé, por ejemplo, yo, tenga recursos para florearle a los ancestros sus horas de trajín filosófico y se ponga y haga el pardillo ya no con un lápiz sino con un ordenador (qué vergüenza, es que la gente ya puede tener de todo), por puro ocio, pero sobre todo para no tener que planchar.
Qué hacéis, oh, vosotros, ahí planchados (la conciencia me llama, maldita educación judeocristiana), sin darle a la sinhueso como si os fuera la vida en ello? Por qué no habláis al unísono entonando puesyocreos y amimepareces como si no hubiera mañana? Pero qué digo, ya lo hacemos, y además con agonía, con estrés postraumático, con delirio, y a veces soltamos unas cagadas de proporciones atléticas.
Para muestra un botón.
Pero ya no podemos parar, poseídos por el ritmo ragatanga, enfebrecidos y dopados por los comentarios de otros que a veces, incluso, nos critican, qué subidón.
Yo no pienso en otra cosa, sobre todo desde que mis últimas dos entradas han cosechado 0 comentarios.
Pero sin rencores, málditos bastardos! Que aquí no ha pasado nada! Sólo les incito a que elaboren sus teorías manufacturadas en casa y sin documentación ninguna porque, amigos, el saber (más que la verdad, fíjate) os hará libres.
Y el dinero os hará ricos, os quitará de trabajar y os pondrá a pensar en cosas, y de nuevo el saber os hará libres pero esta vez con pasta, así que no olvidéis echar un cuponcito.

4 comentarios:

sangreybesos dijo...

Yo tengo una traumática barrera mental con la filosofía, y es que, cada vez que alguien saca el tema a colación (cosa que no ocurre demasiado a menudo, teniendo en cuenta que los círculos en los que me muevo suelen estar formados por gente que se cae de los taburetes con pasmosa facilidad), me acuerdo de una anécdota que las malas lenguas dicen que le sucedió a Sócrates (¿o fue a Aristóteles?): que estaba una noche mirando las estrellas mientras paseaba y filosofaba sobre el lugar del Hombre en el Universo y se cayó dentro de un pozo. Así no hay quien avance en el terreno metafísico, oiga.

Rubén D. Caviedes dijo...

Ay ay ay, que me ha gustado a mí la entrada de hoy, oiga. Se supera usted cada vez que la leo, esto creo que se lo dije hace unas entradas si bien ahora constituye más mérito porque se lo repito algunas entradas después. Es decir, que vuelve a superarse.

Se le ha olvidado mencionar uno de los grandes tópicos de la filosofía de todos los tiempos: la Justicia. Que no existe, dirá usted. Que no existe, le confirmo yo. Si existiera, de hecho, usted estaría cosechando los comentarios entrada a entrada en lotes de quince. Pero no desespere, oiga: los comienzos son así. Hágase un poquito de promoción, déjese ver por aquí, allá y acullá, y sobro todo siga en el cultivo de stas lides literarias de tan alta calidad y verá que pronto esos cabrones maman de su teta como becerros hambrientos -esto es una metáfora-.

Luc dijo...

Señores:
Estimado SYB, no sabía nada de lo del pozo, había oído algo de una caverna pero del pozo nada. De todos modos entre caerse de un taburete (aunque sea una práctica habitual) y desaparecer en un pozo no hay tanta diferencia. Ya ve que la vida (a veces valiéndose de ruines medios, como los chatos de vino) pone a todos en su sitio y normalmente de culo.
Estimado Sr. M., una vez más me honra usted con sus ánimos. Tengo un crítico en casa que cada vez que me lee hace un pchss sospechoso y me dice que puedo hacerlo mejor. Creo que funciona más su sistema de usted, es más motivante.
Sólo espero que los cabrones que usted dice no vengan en rebaño, que soy muy aprensiva.
Saludos!

S. dijo...

señorita Luc,no se qué coñ ha pasado,que su blog no se me ha actualizado,y me da rabia porque me gusta pasar por aqui.
Si ves que no me paso por aqui,deme un toque de atención a mi blog,pues falla más que la escopeta de una feria.