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viernes, 26 de marzo de 2010

LA GOTERA

El señor Paco donde quiera que va escucha una gotera.
Lleva el pobre hombre unos quince años con el problemita y habiendo intentado por todos los medios deshacerse del contumaz ruidito no ha conseguido eliminarlo.
Al principio pensó que era una gotera real porque es lo primero que se piensa, que uno no está loco. Pensó también que al salir de casa el ruidito le seguía del mismo modo que cuando te acuestas un sábado por la noche sigues oyendo el jodido subwoofer dentro del pecho. Llamó a varios fontaneros pero pónganse ustedes a explicarle a uno de estos señores que hay una gotera pero que hay que buscarla, que se debe haber metido debajo de la cama o algo así. Esto era cuando el boom inmobiliario, entenderán ustedes que los especialistas técnicos en reparación de saneamientos y desalojo de aguas no estaban para perder el tiempo levantando la colcha del señor Paco para buscar la gotera, con la de pelusas que había ahí.
Se dejó una pasta el hombre y no consiguió siquiera que le dejaran terminar las frases, así que, tras denodados esfuerzos por localizar la gotita cansina que caía una y otra vez, empezó a pensar en otras causas del problema. Podría ser una gotera interna del edificio. ¿Cabe esa posibilidad? Pues la cuestión es que el señor Paco lo pensó y lo vió razonable. Llamó al seguro.
El perito no supo qué fotografiar pero oía la gotera claramente y llamó al fontanero, que resultó ser uno de los que el señor Paco había  invitado a cerveza en casa.
- Que no es del edificio, hombre, que esto tiene más pinta de ser un poltergeist que otra cosa. Me lo vas a decir a mí, que llevo 20 años en la profesión y 8 durmiendo en la cama donde murió mi suegra. Un poltergeist es lo que es.
Así que el señor Paco llamó a un exorcista, que aunque todavía no tenía el título había alquilado un equipo muy bueno de grabación para dejarlo encendido toda la noche en casa del señor Paco. Como el señor Paco no podía dormir con la jodida gotera se pasó la noche en blanco algo más entretenido mirando el piloto rojo de la grabadora y el escanner de sonido que había dejado el exorcista puesto para que se viera que era un equipo de alquiler pero bueno.
Al día siguiente oyeron la cinta y se mezclaron los ritmos de dos goteras. El señor Paco se preparó una tila y despidió sin miramientos al exorcista de tercera mientras llamaba a la casa Parroquial.
- Hola, don Pedro, me haría falta que me mandaran a casa a un cura.
- ¿Se está usted muriendo, señor Paco?
- No, no, que aún no me llama el todopoderoso, algo tendré todavía que hacer por aquí... Lo que tengo es una gotera.
- ¿Y el cura para qué es?
- Verá, don Pedro, se lo digo sin miramientos... esto es el demonio que se me ha metido en casa.

Don Pedro no suele llevar alzacuellos pero fue corriendo a recortar una cartulina blanca para ponérsela bajo el cuello de la camisa y luego se precipitó hasta la casa del señor Paco cual fan de los Jonas bros.
Los ojillos le brillaban mientras lo rociaba todo con el hisopo del agua bendita y murmuraba cosas en latín de las que aprendió en el seminario. Cuando no le venían a la cabeza las oraciones completas las terminaba como le parecía porque ese es el poder de la fe, que te convierte en instrumento del Señor.
Tras dos horas de rocío sacrosanto, en los intervalos de silencio que dejaba entre letanías (ya por tener la boca un poco seca) seguía pertinaz la gotera machancando las neuronas de don Pedro y del señor Paco, que empezaba a acordarse de la Virgen María. En esto don Pedro pidió una cerveza fresquita, por lo de la boca seca y para preparar un nuevo asalto, que ya no había agua bendita, y el señor Paco descubrió avergonzado que todas sus cervezas habían salido con los fontaneros.
Bajó a la tienda a por más.
Cuando subió, don Pedro le miró muy raro y tras un segundo le ametralló a agua bendita con toda la maldad que no se le presupone a un párroco.
- Va de retro, Satanás! Aléjate alma pecadora!! Tú y sólo tú llevas contigo la gotera maldita!!
Le hizo allí  mismo una sesión de atamiento y exorcicio y luego se marchó llevándose las cervezas y prometiendo volver mañana, para certificar que el diablo había abandonado su cuerpo. Pero el diablo no se fue ni mañana, ni pasado ni al otro, y don Pedro perdió el interés. Basta imaginar que tienes atado al guapo de los jonas bros en el salón de una casa y puedes verlo cuando quieras. Se pierde el interés.
Tras esto, lo que le quedó al señor Paco era ir al médico.

Mañana más

1 comentario:

S. dijo...

Qué barbaridad,yo oigo por las noches una gotera...no quiero ni pensar tener que descubrir de dónde viene...no quiero ni pensar tener que llamar al fontanero...me exorcizarán?vendrá un cura pajiller digoooo un cura a echarme agua bendita?